lunes, 4 de julio de 2011

EVALUACIÓN DE LOS RELATOS SOBRE LA VIDA DESPUÉS DE LA MUERTE




Después de familiarizarse con los libros contemporáneos sobre la vida después de la muerte el lector tiene la impresión que la muerte no es temible absolutamente y que al hombre, que pasa al "otro mundo" lo esperan automáticamente sensaciones agradables de apaciguamiento, alegría y permanencia en la Luz, que todo lo ama y todo lo perdona, que por esto no hay diferencia entre virtuosos y justos, y pecadores, creyentes y no creyentes. Esta circunstancia obligó a algunos filósofos cristianos a tomar precauciones y conducirse con desconfianza hacia la literatura de este tipo. Se comenzó a preguntar: "¿No serán estas visiones de luz, astutos ardides, diabólicos engaños para dormir la vigilancia de los cristianos? Vive como quieras, que igualmente llegarás al paraíso."
Por esta causa los investigadores John Ankenberg y John Weldon miran negativamente toda la literatura contemporánea sobre los estados de "pre-muerte" (Near Death Experiences, 9), viendo en ellos solo trucos ocultistas. Pero una cuidadosa evaluación de los relatos actuales de los hombres que pasaron la muerte clínica, lleva a la convicción que la mayoría de ellos tuvo visiones auténticas y no seducciones diabólicas. El problema principal se encuentra no en las visiones mismas de pre-muerte, sino en su interpretación por los médicos y psiquiatras alejados del cristianismo.
En primer lugar, no todos los temporalmente muertos son merecedores de ver la Luz. Ya mencionamos la investigación cuidadosa de Dr. Ring, de la cual es evidente que sólo un porcentaje comparativamente pequeño ve la Luz. El Dr. Maurice Rawlings (4), quien personalmente reanimó a muchos moribundos, afirma que porcentualmente, es igual la cantidad de hombres que ven tinieblas y horrores que los que ven la Luz. De la misma opinión es el Dr. Charles Garfield, quien conduce investigaciones sobre los estados pre-mortales. Él escribe: "No todos los hombres mueren de una manera agradable y tranquila... Entre los pacientes, interrogados por mí casi el mismo número experimentaron un estado desagradable (encuentros con seres parecidos a demonios), como los que experimentaron un estado agradable. Algunos hasta pasaron ambos estados (10, pág. 54-55).
Hay razones de suponer que muchos a veces conscientemente y otras veces inconscientemente callan sobre sus visiones desagradables post-mortem. Según la opinión del Dr. Rowlings, algunos de estas visiones son tan terroríficas, que el subconsciente humano de la gente que los vieron borra automáticamente de la memoria estas imágenes. En su libro Dr. Rawlings menciona ejemplos de esta amnesia. Los psiquiatras que tratan a la gente que pasaron en su infancia fuertes situaciones traumáticas (por ejemplo violación, golpes) conocen acerca de esta amnesia selectiva. Además los hombres que tuvieron visiones luminosas, las relatan con más ganas que los que pasaron algo horroroso. Pues aquello, lo que el hombre ve "allá," debe coincidir con lo que él se merece por su vida virtuosa o pecaminosa. Así, dos factores dan más peso a un reporte unilateral: a) el proceso de amnesia selectiva; b) el deseo de no hablar mal de sí mismo.
Karl Osis dice que durante el estudio de la muerte entre los hindúes, se vio que un tercio de ellos siente ante la muerte el miedo, la depresión y una gran agitación por la aparición de "Yamdoots," el ángel de la muerte hindú, y otros monstruos de ultratumba (esr Osis, Karl and Haraldson Erlendur, "At the Hour of Death," New York, Avon Books, 1972, pág. 90). Evidentemente la religión hindú, con su misticismo pagano, puede ayudar al acercamiento del hombre a las fuerzas oscuras — lo que se manifiesta luego con visiones terroríficas ante la muerte.
De la literatura de los santos padres sabemos que la seducción del diablo — es un peligro real. El apóstol Pablo nos previene que: "Satanás puede tomar la forma del Ángel de la Luz" (2 Cor 11:14). Al mismo tiempo el diablo no tiene poder de seducir a cualquiera, como y cuando quiere: sus acciones están limitadas por Dios. Si un hombre es orgulloso y desea ver algo sobrenatural, milagroso, lo que no merecen ver otros hombres, se encuentra en grave peligro de confundir un demonio por un ángel. En la literatura espiritual, esto se llama "encantamiento" o "seducción" de las palabras (encanto, seducción). En peligro de caer en esta trampa se encuentran los novicios desobedientes, los ascetas orgullosos, los falsos profetas y curanderos y los que practican un misticismo negativo, como la transmeditación, yoga, espiritismo, ocultismo, etc. De los relatos de hombres que pasaron la muerte temporal no se ve que ellos practicaran algo semejante. En su mayoría, son hombres comunes, que por tal o cual enfermedad física, murieron y gracias a los esfuerzos de los médicos y los éxitos de la medicina actual, fueron reanimados. Ellos no esperaban tener ninguna visión extraordinaria, y lo que les fue dado ver, evidentemente fue obra de la misericordia Divina, para que tomen más seriamente su vida. Es difícil de imaginar que Dios permita a Satanás tentar a estos sufrientes, poco duchos en la vida espiritual. Además, según los relatos reunidos por el Dr. Morse, esta misma Luz, la vieron muchos niños, que por su pureza e inocencia, se encuentran bajo la protección especial del Todopoderoso.
En los libros ortodoxos sobre la vida después de la muerte, hay relatos sobre la aparición de los demonios a los moribundos y sobre la fase de "tribulaciones," que pasa el alma. Hablaremos de esto más adelante. Sin embargo, en éstos mismos libros se ve que habitualmente los demonios comienzan a espantar al alma, ya después de que su Ángel de la Guarda llegó a ella y comenzó a acompañarla hacia el Trono de Dios. Además, en presencia del Ángel, los demonios están obligados a aparecer con todo su aspecto repugnante.
Acerca de las descripciones contemporáneas de la Luz, quedan ciertas dificultades, acerca de como hacerlas coincidir con los relatos cristianos tradicionales. En la literatura ortodoxa, el Reino de la Luz se describe como enlazado con el acercamiento al Cielo, en tanto que en la literatura actual, los hombres ven la Luz sin necesidad de cruzar la misteriosa frontera que separa este mundo del "otro." Pensamos que los hombres que pasaron la muerte temporal, todavía no estuvieron ni en el verdadero paraíso, ni en el verdadero infierno, sino que sólo contemplaron y saborearon estos estados. Cuando los Ángeles se les aparecían a los santos, ellos irradiaban luz, en el monte Tabor, los apóstoles vieron esta Luz espiritual, aunque todavía físicamente se encontraban en este mundo. Dios por Su misericordia revela esta maravillosa Luz para que sirva de aliciente al hombre para llevar una vida justa y virtuosa. El contacto con la Luz aporta siempre el sentimiento de una no terrenal paz y alegría. La Luz diabólica, en cambio, lleva consigo un sentimiento de confusa inquietud, e induce al hombre a sentirse superior, promete conocimiento, pero no tiene amor, esta es una luz fría.
A todo lo dicho hay que agregar que la evaluación de sus vidas que los hombres experimentaron durante su contacto con la Luz, cuando fueron obligados a reevaluar sus actos, y así también la subsiguiente corrección de su modo de vida, nos conduce a pensar que su visión de la Luz fue una visión benéfica y no una seducción. Sabemos que "por sus frutos los reconoceréis." El diablo trata de alejar al hombre de Dios. Sería imposible pensar que él ayude a la gente a ser más creyente y virtuosa.
A pesar de todo, en un plano más amplio, el hombre creyente debe ser muy cuidadoso con las visiones y experiencias místicas. Así, con la aparición de una gran cantidad de casos de reanimación después de la muerte clínica, algunos médicos y psiquiatras, propusieron crear una nueva rama de la ciencia, que trate sobre el alma y la vida después de la muerte. Es innegable que siempre se puede comparar, generalizar y sistematizar los datos sobre lo que vieron las almas en el "otro" mundo. Sin embargo, es necesario entender que el papel de los médicos y psiquiatras estará condenado a la compilación de casos aislados. Por cuanto nosotros, los vivos, estamos separados de un contacto directo con el mundo espiritual, no hay medio de planear y controlar los estados post-mortem, a semejanza de experimentos de laboratorio.
Además de esto hay que recordar también que la vida del hombre se encuentra en las manos de Dios. Sólo Él determina el momento de la muerte, así como también el destino del alma después de su separación del cuerpo. Por eso los intentos de experimentar sobre este tema, entran en conflicto con la voluntad Divina y llevan al experimentador a un contacto con los espíritus del mal. Como resultado, los datos recogidos por él serán no fidedignos y sus conclusiones erróneas. Serafín Rous, monje-sacerdote, escribe acerca de esto: "Muchos investigadores contemporáneos aceptan, o al menos ven con simpatía, el estudio de lo oculto en el tema de los estados fuera del cuerpo, por la única causa que éste está basado sobre experimentos, que es lo que constituye la base de la ciencia. Pero la experimentación en el mundo material difiere fundamentalmente de la "experimentación" sobre los estados extracorporales. En el mundo material, los objetos de estudio y las leyes de la naturaleza, son moralmente neutrales, y por eso pueden ser objetivamente investigados y verificados por otros. Pero en el caso dado, los objetos de estudio están escondidos de la gente, muy difíciles de captar y a menudo muestran su propia voluntad con el objetivo de engañar al observador" (8, pág. 127-128). Esto pasa porque la esfera del mundo espiritual más cercana a nosotros, está llena de seres conscientemente malos, demonios, quienes son especialistas en el engaño y la seducción. Ellos con gusto participarán en cada experimento y le imprimirán su dirección correspondiente.
Por eso la advertencia del padre Serafín debe tomarse muy seriamente. Así, actualmente, una serie de investigadores, comenzando por los casos médicos documentados de la muerte clínica, pasaron a experimentos personales de los estados extracorporales. No tomando como guía las enseñanzas cristianas, y la experiencia de muchos siglos de la Iglesia Ortodoxa, ellos comenzaron a estudiar los estados del "cuerpo astral" y cayeron en la espesura del ocultismo. Lamentablemente, esto pasó con el Dr. Moody, la siquiatra E. Kubler- Ross y algunos otros. El Dr. Moody, por ejemplo, quien escribió tres libros valiosos con datos bien documentados, comenzó a experimentar según las recetas teosóficas y de la meditación trascendental. Hace poco editó un libro sobre ese tema, bajo el título: "Vuelta atrás" (Coming back), en él cual menciona los típicos desvaríos hindúes sobre la reencarnación. (Véase en el agregado la discusión sobre este tema)

Fuente. Fatheralexander.org

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